La
obesidad
es un problema de salud
en los países más avanzados, y empieza a serlo en las áreas
urbanas de los países emergentes, donde se acusa más el cambio de
estilo de vida: abandono de una alimentación rica en fibra por otra
con mayor cantidad de grasas saturadas, sustitución de la actividad
física diaria por el sedentarismo...
Más
que un problema estético, la obesidad
y el sobrepeso
suponen una seria amenaza para la salud por las consecuencias que
conllevan: diabetes, hipertensión arterial, aumento del
colesterol..., se trata, pues, de un problema socio-sanitario. Por
ello cada vez se dedican más esfuerzos en investigar acerca de este
trastorno, y se buscan remedios para combatirlo.
Una
prometedora ayuda en los programas de adelgazamiento, junto con una
dieta
equilibrada y el ejercicio
físico, es el extracto
de mango africano (Irvingia
gabonensis).
Se trata de una fruta común en la cocina de
Camerún
y de Nigeria,
donde los nativos la han usado tradicionalmente en los viajes largos
porque, gracias a su cantidad de fibra, calma el hambre y proporciona
energía.
A
su capacidad saciante
hay que añadirle otras magníficas propiedades: disminuye el
depósito de grasa abdominal porque inhibe la lipogénesis
(fabricación de grasa), promueve la reducción de los niveles de
colesterol
y triglicéridos,
y mejora la respuesta a la insulina.
El
mango
africano tiene este efecto
beneficioso sobre nuestro metabolismo porque influye en los niveles
de dos importantes hormonas
formadas por los adipocitos
(células del tejido graso): la leptina
y la adiponectina.
La
leptina
es la encargada de informar a nuestro cerebro del estado de nuestras
reservas de grasa: en teoría, la
ganancia de grasa corporal supone más leptina, la cual aumenta el
gasto de energía y reduce el apetito.
Este mecanismo de equilibrio energético funciona perfectamente en
personas con peso
normal, pero se desajusta a
causa de la obesidad y el sobrepeso. En las personas obesas se
detectan mayores niveles de una proteína (proteína
C
reactiva), que
dificulta la acción de la leptina y en consecuencia su poder
saciante. Los
extractos de mango
africano
reducen la cantidad de proteína
C reactiva
y de ese modo mejoran la respuesta del cuerpo a la leptina.
La
adiponectina,
que también es fabricada por el tejido graso, está relacionada con
el metabolismo de los azúcares
y las grasas,
de manera que niveles altos de
adiponectina favorecen la pérdida de peso,
pues ayuda a la insulina
a que realice su misión de quemar
combustible. El mango africano
aumenta la síntesis de adiponectina, reduciendo así la resistencia
a la insulina que es común en los casos de obesidad.
Otras
sustancias presentes en el mango africano, como algunos antioxidantes
y
su aporte de proteína
de origen vegetal,
pueden ser los responsables del efecto beneficioso que los extractos
de esta fruta
tienen sobre el colesterol y los triglicéridos.
Mientras
continúan los estudios para identificar todos sus componentes y
propiedades, podemos afirmar que el extracto de mango africano es un
complemento idóneo para controlar el peso, acompañando siempre a
una alimentación equilibrada y a la práctica regular de actividad
física.