Con
la llegada del calor notamos aún más las molestias de las piernas
cansadas,
un problema que afecta en mayor medida a las mujeres
debido a los cambios hormonales. La obesidad, los malos hábitos en
nuestro estilo de vida (sedentarismo, alimentación
desequilibrada...), e incluso factores hereditarios, inciden en la
circulación
sanguínea y provocan que la sangre no llegue por igual a todo el organismo,
la sensación de pesadez e hinchazón, que las paredes de las venas
pierdan elasticidad, y la aparición de varices.
Para
prevenir estos inconvenientes, o al menos aliviar sus síntomas,
podemos realizar unos pequeños gestos
diarios que evitarán que las piernas se sobrecarguen y
sufran:
- Utilizar ropa cómoda que no oprima y calzado con un tacón de 3-4 cm.
- El sol y el calor del verano dilatan las venas y empeoran la circulación, por ello es aconsejable mojarse las piernas de vez en cuando si se toma el sol, alternando agua fría que contrae los vasos, con agua templada que relaja.
- No mantener mucho tiempo la misma postura, sentados o de pie. Ponerse de puntillas y agacharse varias veces para activar la circulación.
- Dormir con las piernas ligeramente levantadas, y siempre que se pueda poner los pies en alto relajando las piernas.
- Practicar actividad física diariamente, como natación, ciclismo, andar o correr... Son muy recomendables los paseos por la arena de la playa.
- Realizar un masaje circular con una crema refrescante, desde el tobillo hasta las caderas.
La
alimentación también puede contribuir
a reducir la sensación de cansancio en nuestras piernas. Muchos
alimentos nos aportan sustancias naturales que tienen acción
venotónica (refuerzan y dan tono a las
venas), evitan la retención de líquidos, y mejoran la circulación.
Estos componentes son los flavonoides, presentes en las frutas y verduras de color azulado, morado o
rojo intenso: berenjenas, ciruelas, uvas, higos, arándanos, fresas,
moras, lombarda, cebolla morada, etc.
Podemos
aumentar el efecto venoprotector con la vitamina
C de cítricos
y pimientos, pues esta vitamina
mejora la flexibilidad de los capilares sanguíneos y refuerza el
tejido conectivo que les sirve de soporte. Si además, incluimos en la dieta ajos y cebollas, estaremos añadiendo sustancias que
aportan fluidez a la sangre (antiagregantes
de las plaquetas), y por tanto favoreciendo la circulación.
El
estreñimiento, bastante común durante
los meses de verano, aumenta la presión y la obstrucción de las
venas, y empeora la sensación de piernas cansadas. Podemos
combatirlo mediante el consumo suficiente de fibra,
que encontraremos en frutas, verduras, legumbres, y cereales
integrales.
Y
no debemos olvidar beber al menos 1,5 L
de agua al día, para estar bien
hidratados y eliminar toxinas.
Por
otro lado, conviene limitar o evitar las grasas
saturadas
(embutidos, repostería, nata, mantequilla), que elevan los niveles
de triglicéridos y colesterol, y aumentan la viscosidad
de la sangre. El abuso del alcohol,
que dilata
las venas, o de la sal,
que favorece la retención de líquidos,
también nos perjudica cuando padecemos de piernas
cansadas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario