viernes, 8 de julio de 2016

EL MITO DEL MELÓN

Melón y sandía son los reyes entre las frutas del verano. Refrescantes, atractivos por el color y por el sabor, su presencia es casi obligada en los hogares durante los meses estivales. Además, los nutricionistas no dudan en incluirlos en las dietas hipocalóricas. Mientras que la sandía se recomienda en cualquier caso, al melón le persigue el mito injustificado de que engorda mucho, y existe la creencia de que los diabéticos no lo pueden comer.

El melón (Cucumis melo) es un pariente cercano del pepino (Cucumis sativus). En su composición destaca el contenido en agua, entre un 80 y un 88 % de su peso, lo que le convierte en un “hidratante” ideal. Si nos fijamos, la cantidad de azúcares que aporta puede variar entre los 9 y los 13 g (x 100g), los mismos que idéntica cantidad de otras frutas como melocotón, pera, piña, o ciruela, y algo menos que 100 g de manzana. Con sólo 37 Kcal por 100 g, es una fruta ideal para incluir en cualquier dieta hipocalórica.
Otra de las bondades del melón es la presencia de betacarotenos y potasio. Los primeros son precursores de la vitamina A, tienen una demostrada acción antioxidante y contribuyen a reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares y degenerativas, además de mejorar el aspecto de la piel y el bronceado. El potasio es un mineral imprescindible para el organismo y, junto con el agua, contribuye a hacer del melón un magnífico diurético, muy apropiado para personas con hipertensión arterial y retención de líquidos, si bien su consumo se ha de restringir en casos de insuficiencia renal.

La sandía (Citrullus lanatus) es la fruta con mayor cantidad de agua, un 93 % de su peso, (llega a ser el sustituto del agua en algunos países de África en época de sequía). 100 g de sandía apenas aportan 5 g de azúcares, por lo que su valor calórico es muy bajo (22 Kcal por 100 g). También es rica en potasio y, como el melón, favorece la eliminación de líquidos. Entre sus nutrientes destaca el licopeno, un potente antioxidante del que muchos estudios científicos han demostrado un importante papel protector frente al cáncer de pulmón, de páncreas, de colon y de próstata.
La sandía, al tener más agua y menos calorías que el melón, permite tomar raciones más grandes, de modo que sacia más con un menor aporte calórico. No obstante, ambos, melón y sandía, son igualmente recomendables cuando queremos perder peso.

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