El
estrés es una situación
de tensión
ante un estímulo que nuestro cuerpo interpreta como una amenaza, y
frente al cual debe responder atacando o huyendo. Si esta situación
se prolonga en el tiempo, el estrés se hace crónico y aparecen sus
síntomas: cansancio,
falta
de concentración,
dificultad
para conciliar el sueño,
malas
digestiones,
mal
humor...
La
alimentación puede
contribuir
a controlar el estrés, pues muchas sustancias contenidas en los
alimentos tienen un efecto reparador
y relajante.
Asimismo, se conocen muchas plantas que ayudan y mejoran nuestro
bienestar mental.
En
épocas de estrés algunas vitaminas
y minerales
se eliminan en mayor
cantidad:
o bien se absorben menos, o el cuerpo las aprovecha peor. Una dieta
adecuada
que busque disminuir
el estrés debe reponer especialmente esos nutrientes
deficitarios. Esto significa que en nuestra alimentación no deben
faltar:
- Pescado, principalmente azul, ya que es rico en ácidos grasos omega 3. Estos ácidos grasos, además de ser saludables para el corazón y disminuir las tasas de colesterol en la sangre, forman parte de las células nerviosas, favoreciendo su reparación y mejorando la conducción de los impulsos nerviosos.
- Legumbres, verduras de hoja verde, yema de huevo, levadura de cerveza y lecitina de soja son algunas fuentes naturales de vitaminas del grupo B, junto con lácteos, carnes y pescados. Son vitaminas que intervienen en muchas reacciones químicas claves para el funcionamiento de nuestro organismo, sobre todo de aquellas que le proporcionan energía. De manera particular hay que destacar el papel de la vitamina B6 (piridoxina) para la síntesis de serotonina, un transmisor cerebral responsable, junto a otros, de que nos sintamos bien.
- Frutas cítricas, pimientos, y brócoli son ricos en vitamina C, de la que se conoce bien su actividad antioxidante; también interviene en la síntesis de la serotonina a partir del aminoácido triptófano. Durante periodos de estrés emocional, físico, o psicológico, aumenta la eliminación de vitamina C por la orina, de modo que hay que ingerir más cantidad para reponer dicha pérdida.
- Los lácteos, las verduras de hoja verde (lechuga, espinacas), los frutos secos, los cereales y el chocolate aportan dos elementos importantes para sentirnos bien física y anímicamente: el magnesio y el calcio.El magnesio es uno de los principales minerales existentes en la célula e interviene en más de 300 reacciones corporales. En situaciones de estrés, en las que la cantidad de la hormona adrenalina es alta, el magnesio está disminuido, por ello un suplemento ayuda a compensarlo.El calcio es otro mineral que disminuye en casos de estrés. Una de sus funciones es la conducción del impulso nervioso y el control del latido cardíaco, su deficiencia se manifiesta por un aumento de la sensación de fatiga y la excitabilidad. El mayor aporte alimenticio de calcio biodisponible se encuentra en los lácteos, pero también lo podemos obtener de frutos secos, legumbres y verduras de hoja verde.
- En los alimentos de origen animal (lácteos, pescado, huevos, carnes), en los cereales y en las leguminosas encontramos una sustancia llamada triptófano. Se trata de un aminoácido esencial para el ser humano que no podemos fabricar, lo tenemos que ingerir a través de la dieta; las celulas cerebrales lo utilizan para sintetizar serotonina, un transmisor neuronal que mejora el estado de ánimo y el sueño, y que aumenta la sensación de bienestar. La absorción de triptófano es mayor con dietas ricas en hidratos de carbono que con dietas hiperproteicas.
El consejo profesional de un
dietista-nutricionista nos servirá para llevar una alimentación
equilibrada que contenga dichos nutrientes, e indicarnos si es o no
necesario tomar algún suplemento dietético que reponga sus niveles.
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