Puesto
que la cara es el espejo del alma, las mujeres, mayoritariamente pero
cada día más también los hombres, han intentado tener una piel
sana,
bien
cuidada,
bien
hidratada,
y casi sin imperfecciones. Hoy en día se intenta disimular al
máximo, o retrasar, la aparición de las arrugas
y la flacidez,
y lograr así un aspecto más juvenil.
La
industria cosmética invierte
tiempo y dinero en investigar nuevos
ingredientes
y sus efectos sobre la piel, y los busca principalmente en la
naturaleza. Los extractos
o derivados
de
plantas
no son una novedad pues desde antiguo se han empleado esencias como
la camomila
o el jugo de aloe
vera,
por citar sólo dos ejemplos. Hay extractos vegetales en casi todas
las cremas de nuestro tocador, e incluso las pomadas de uso médico
tienen alguno de estos componentes, como la centella
asiática
empleada
por su acción cicatrizante.
Además
de plantas, se usan como activos
cosméticos
diferentes compuestos procedentes del
mar,
que también han revelado efectos beneficiosos sobre la piel; desde la
propia agua
de mar,
que aporta minerales, hasta el ADN
marino,
pasando por distintos tipos de algas.
Las
algas
se vienen usando desde hace siglos en los tratamientos de
talasoterapia
(balnearios de agua de mar), y desde mediados del siglo pasado se han
incorporado a la cosmética para aprovechar sus propiedades
hidratantes,
emolientes
(ablanda los tejidos), tonificantes,
y nutritivas.
Podemos
dividir las algas que habitualmente se usan en cosmética en 2 tipos:
microalgas
y macroalgas.
Son
microalgas
la Spirulina,
la Dunaliella
y
la Chlorella;
las 3 tienen acción hidratante,
y, de manera particular la espirulina tiene capacidad
antienvejecimiento.
Las
macroalgas
se clasifican en algas pardas,
rojas,
y verdes.
- Pertenecen al grupo de las pardas la Laminaria, que es emoliente y reafirmante; el Fucus, que favorece la retención de agua en el estrato córneo de la piel (hidratante), y reblandece los tejidos (emoliente), y la Durvillea, con propiedades reafirmantes y antirradicales libres.
- Las algas rojas se usan para modular la textura de la crema.
- El alga verde más empleada es la Ulva lactuca, rica en clorofila, que proporciona hidratación y capacidad cicatrizante.
El
agua
de mar
proporciona
sales
minerales
orgánicas
que son biodisponibles y sirven para nutrir
la piel. Además, es
antibiótica
y bactericida
(elimina las bacterias nocivas e impide su proliferación),
respetando la flora microbiana beneficiosa de la piel.
El
último ingrediente en incorporarse a la cosmética es el llamado ADN
marino.
Se trata de un extracto creado a partir de esperma
de salmón,
capaz de absorber 10.000
veces
su volumen de agua, por lo que tiene un gran poder hidratante.
Asimismo, sus bases
nucleótidas
atrapan los radicales libres actuando como antioxidante
frente
al envejecimiento. También se ha comprobado que el ADN marino
promueve la formación de colágeno,
lo que favorece la regeneración de la piel y la reparación de
cicatrices y marcas.
Estos
ingredientes se integran con extractos
vegetales
que complementan su acción, obteniéndose cosméticos de alta
calidad. Un valor añadido de estas
cremas es la ausencia
de parabenos,
sustancias
conservantes
que no han demostrado estar libres de efectos perjudiciales para la
salud, y que pueden provocar reacciones
alérgicas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario