domingo, 24 de enero de 2016

RAZONES PARA BAJAR DE PESO

¿Cuántas veces nos ha recomendado el médico adelgazar? ¿Por qué se hacen campañas para prevenir la obesidad en los medios de comunicación? ¿Se trata de una moda? Puede haber quien crea que esta insistencia por bajar de peso es propaganda para que algunos ganen dinero, o que se deba a que nuestra sociedad impone la imagen de que la persona delgada es la que tiene más éxito. Sin embargo, la realidad nos demuestra que la obesidad está ligada a enfermedades tales como la hipertensión, la arteriosclerosis, tasas elevadas de colesterol o azúcar en la sangre, e incluso algunos tipos de cáncer.
Se estima que entre el 80 y el 90% de las personas diabéticas no insulinodependientes (el diabético de pastillas) son obesos. También se ha estudiado y constatado que el riesgo de cáncer de endometrio y de cáncer de mama es mayor en las mujeres con exceso de peso.
Estar obeso aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares y de ictus, así como la probabilidad de tener cálculos biliares, hígado graso, artritis, apnea del sueño, o trastornos circulatorios (varices). Y si bien, es cierto que puede haber factores genéticos que nos predispongan a determinadas dolencias, también lo es que podemos esquivarlas con un hábito de vida saludable; se diría que los genes cargan el arma, y el ambiente la dispara.
Cuando nos sobran kilos, una pérdida de entre un 8 y un 10% del peso inicial aporta notables beneficios para la salud, siempre que sea de manera equilibrada, con el asesoramiento de un profesional (dietista-nutricionista), cuidando la alimentación, y haciendo ejercicio de forma regular.
En personas que tienen la presión arterial más alta de lo recomendado, la pérdida de 4 ó 5 kilos conlleva que ésta se reduzca sensiblemente; la diferencia está entre tener que tomar un fármaco antihipertensivo o no necesitarlo.
También es significativo el descenso del colesterol sanguíneo cuando adelgazamos. Esto se debe a que al elegir en nuestra dieta alimentos con poca grasa, ricos en fibra e hidratos de absorción lenta (verduras, frutas, legumbres), más pescado en lugar de carnes grasas, y menos azúcares refinados (bebidas azucaradas, bollería), estamos reduciendo la ingesta de lípidos, y favoreciendo que bajen los niveles de colesterol. Esta alimentación permite también que el páncreas, encargado de secretar la insulina, trabaje mejor, sin sobrecargarse, lo que ayuda a estabilizar la cantidad de glucosa en la sangre. De esta manera, siguiendo una dieta saludable, evitaremos la necesidad de medicarnos para el exceso de colesterol o para la diabetes de tipo II.
Con una alimentación equilibrada y ejercicio físico frecuente, además de perder peso, conseguiremos mantener la masa muscular, aumentar la flexibilidad de las articulaciones, incrementar la secreción de las hormonas de la satisfacción (endorfinas), reduciendo la ansiedad, y mejorar la circulación. No es necesario prepararse para correr un maratón, basta con caminar una hora al día, ya sea de manera seguida o en pequeños paseos.

La prevención de enfermedades crónicas que limitan nuestro bienestar, y llevan asociado un gasto económino alto, merece el esfuerzo que puede suponernos cambiar algunos de nuestros hábitos de vida, y debe ser el objetivo principal y la motivación para realizar cualquier régimen de adelgazamiento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario